Pic: Genève, Confédération Suisse, 2010
Escuchando una radio de grandes hits de ayer, de hoy, y de siempre, pensaba en cuánto me gustaría hacerle los coros a algún/a amigo/a que dedicara una serenata a su amor.
Sería una buena forma de ponerme a cantar horrible, frente a público. Una digna situación bizarra, justificada por algo importante como el amor.
Nací y crecí en contrafrentes. En cuanto los astros se alineen, volveré a mudarme a uno de ellos.
Me da tristeza los años desperdiciados viviendo 'a la calle' sin que nadie me dedique una serenata.
Se están perdiendo las lindas costumbres.
.
.