Pic: Buenos Aires, Argentina, 2010
1999 y un deseo, mirar Buenos Aires con ojos de turista.
Lo recuerdo muy bien. Y recuerdo decirlo a media voz saliendo del Correo Central cuando envié el telegrama de renuncia al trabajo, empezaba noviembre.
No recuerdo, en cambio, si en algún momento creí lograría materializar mi deseo con el plan de ausentarme por un año, que ya estaba en marcha. No puedo recordar si fui tan naïve y pelotuda de creer que con un año fuera lo conseguiría.
Lo cierto es que 'el año' fueron casi once. Y en mis diferentes regresos, de visita, pude comprobar que nunca lo lograría. En cada visita me cercioraba que a lo máximo que podía aspirar era a una especie de 'emigrante tarada'. Con una mirada diferente, desorientada, sin saber en qué calle estaba, para dónde ir, o cómo, un poco ajena, y sensaciones por el estilo. Pero sin llegar a 'extraña'. Un algo raro que miraba 'de afuera' sintiéndose involucrada al mismo tiempo.
Esta vez no estoy de visita. Ya pasó más de un mes. Y al parecer tenía que hacer un regreso 'definitivo' para mirar con ojos de turista.